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martes, agosto 05, 2008

Un sole di cartone...

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De nuevo un post dedicado a los cuatro relevos, a los cuatro que hace algunos días han sabido que a partir de octubre vivirán en Kiev y, que como yo hace un año, e incluso todavía hoy, no tienen ni idea de qué les espera por aquí. Ése es uno de los grandes atractivos de Kiev y de Ucrania… su misterio, su parte escondida… porque la ves, hay tardes, sobre todo ahora en verano, en las que sentado en una terraza te sientes dentro de una Kiev que rozas, pero en la que sabes que sólo estarás dentro durante ese ratillo, en esa terraza… ¿dónde buscar luego esa Kiev, dónde encontrarla? No lo sabes, es difícil. Pero en algún sitio debe de estar, porque la has visto… y si no te rindes en la búsqueda, es gran parte del encanto de esta ciudad. Eso, y el hecho de aprender a no dar por descontado ciertas comodidades, convenciones, facilidades o esclavitudes, según el punto de vista, que tenemos en nuestros países. Esto no sólo le da encanto a Kiev, sino que te enseña a disfrutar como un enano en cada viaje que hagas… te enseña a prescindir de ciertas cosas y la serenidad de saber que puedes ser feliz con otras muy pequeñitas que puedes encontrar casi en cualquier sitio y casi en cualquier momento. Aunque sean difíciles de encontrar.

Me imagino que vosotros, como yo hace un año, tendréis ahora curiosidad por cómo será la ciudad a la que vais. Qué sitios tiene para visitar, cómo es la vida allí… y quizás vosotros, como yo hace un año, cuándo habéis metido Kiev y Ucrania en Google, lo único que habéis encontrado han sido agencias de matrimonio, alguna de chicas a módico precio, y muchas, todavía no sé por qué, de tiendas de fotografía. Pero muy poquito de eso que estáis buscando y que sacie vuestra curiosidad.

Vosotros llegaréis aquí en octubre, ya empezará a llegar el frío y poco quedará de esto que os voy a contar ahora. Pero volved a este post, si el inverno se os hace largo, y recordad que a partir de mayo, la ciudad se transforma. Los días aquí ahora son desayunos en una terraza en Passage, la calle de los contrastes. Es la cale en la que puedes ver tiendas de Gucci, Prada, Lambordinis y porsches aparcados… y abuelitas de 70 años vendiendo cigarrillos a 80 céntimos el paquete. Paseos por Andreivski, una calle mercadillo de artesanos, que en invierno será una cuesta de hielo, ahora un lujo, e invierno un reto. Llegar hasta Sofijska y Mihailovska, dos iglesias que están una enfrente de otra, y que los días de sol son desde fuera maravillosas. El interior de Sofijska es de lo más bonito que he visto en los últimos años, y un sitio al que volvía en invierno para encontrar una esperanza, para asegurarme que la armonía no había sido eliminada, que seguía existiendo. Son cervecitas y puesta de sol en una terraza al final de Andreivski, en un parque chulísimo, donde las camareras son también de lo mejor de Kiev (por su simpatía). Sasha, la camarera sonriente, ya es nuestra socia y hasta nos deja prepararnos el spritz con el aperol traído de casa… estamos en gestiones para que lo incluyan en el menú. En invierno, dudo que existiese la terraza. Y puede que ni el parque. Y no sé si Sasha sonreía.

Os dejo algunas fotos de un domingo en Kiev, un domingo de latina nievita, para que veías la de risas, sonrisas que nos pegamos en Kiev y lo bien que nos lo pasamos. Lo bien que hemos decidido pasárnoslo. No tengáis miedo. Se puede.

Kiev, domingo 27 de julio


Éste fin de semana hemos estado en Chernigov, una ciudad a unos 130 kilómetros al norte de Kiev. Merece mucho la pena salir de Kiev y meterse en ésta auténtica Marruecos de rubios y rubias. Merece la pena dormir en un Hotel ultrasoviético por menos de diez euros la noche, merece la pena ir a cenar comida ucraniana al mejor restaurante de la ciudad, merece la pena ver la cara de la camarera cuando los extranjeros (o sea, el gran Alessandro y yo) empiezan a coger comida que ha sobrado de otras mesas cuando les dicen que no queda casi nada para cenar porque hay una boda en el restaurante (“¿¡¿pero estos muertos de hambre son los que vienen de los países a los que vamos nosotros a buscar trabajo?!?”), merece la pena ver a Alessandro negociando el soborna a un policía que nos quería poner una multa, (“venga, sabemos que podemos resolverlo entre nosotros, sin escribir nada, ni papeles”), no merece tanto la pena pagar 60 dólares por evitar una multa por conducir borracho cuando el pobre conductor no había bebido nada… pero merece la pena ver máquinas se soplar tan “sensibles”… merece la pena cualquier viaje con estos compañeros. Sobre esto poco os puedo escribir, o de poco os servirá lo que os cuente, porque no sé con quién combatiréis o compartiréis vuestros 15 meses en Kiev. Pero merece la pena conocer gente así. Merece la pena.

Chernigov


Algo para traeros en España en la maleta…. Jamón, vino, y un gran sole di cartone:

Lo Sciopero Del Sole - Bandabardò

Besos y abrazos chavales!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿qué coño es el spritz? ¿y el aperol? me encantan las fotos de las matrioskas¡¡¡¡ y las matrioskas en sí, estoy empezando una pequeña colección (de momento solo tengo 2 ;-) ¿Son muy caras en Kiev? Igual te hago un encargo ;-)

Sigue disfrutando del verano ucraniano.

besos brasis

Anónimo dijo...

Gracias por el post Edu. Cuando estaba buscando información sobre Kiev una de las primeras páginas que encontré fué tu blog.

Ya hablaremos. No sé si me van a caber todo eso en la maleta