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A veces me ha pasado que me despierto, y no sé dónde estoy. Al no saber dónde estoy, no sé dónde está la luz, así que sigo sin poder darme una respuesta. Me tengo que parar, pensar, qué hice ayer y dónde estoy durmiendo, para al menos saber en qué habitación estoy… de lo demás, ya me iré acordando. Es una sensación muy extraña, muy rara, que te hace preguntarte muchas cosas sobre el efecto del alcohol a medio plazo en nuestras ya pocas neuronas. Al menos tienes la excusa de estar recién despertado y, en mi caso, de un sueño habitualmente muy profundo.
Pero es que últimamente me pasa despierto, hablando con alguien, en un bar, que no sé dónde estoy, ni en qué idioma tengo que hablarle… últimamente, he mezclado mi mundo de Barcelona con el de Italia, el de Sevilla, con el de Freiburg, el del Icex… el del Icex es imposible mezclarlo más… y me he encontrado en Freiburg, hablando con un amigo alemán que de repente ha aprendido italiano, y con un amigo sevillano al que no habría puesto en Freiburg.. y que a su vez no sabe poner Freiburg en ningún sitio (Alemania cabrón, el de Francia es Estrasburgo!! ;-))… así que mi pobre cabeza, grande pero limitada a ciertos ejercicios que para otras personas son comunes está dando claras muestras de encontrarse desbordada. Si es que esto del Icex nos ha llevado a saltarnos muchos escalones, y ahí estamos un hijo de una conquense y un cordobés (ambos de pueblo), una de león, uno de jerez, y tantos y tantos, llevando una vida antes-del-icex reservada a los hijos de parejas de diferentes países, del embajador de no sé dónde y no sé quién, estudiantes del liceo francés o del colegio alemán, etc… y claro, antes o después tenemos que petar.
Y es que encima, como todo nos parece tan novedoso y tan curioso, pues no paramos. Éste fin de semana he seguido descubriendo Ucrania, y he ido a Lviv, Leópolis, en la frontera con Polonia. Un viaje maravilloso, de otro tiempo, en tren nocturno, para descubrir un trozo de Ucrania totalmente diferente al que conozco. Mucho más europeo, en todo. La comida, los edificios, que no eran iguales a cualquier edificio de cualquier barrio de cualquier ciudad de cualquier país que perteneció a la Unión Soviética. Todo. Otra teoría es que eso sea Ucrania, y que esto, y el este, sean trozos de Rusia que pasaron a llamarse Ucrania después del 91. Cuando hablas con la gente aquí es eso lo que te dicen, que seguramente son rusos, porque eso fue lo que eran al nacer, y hablan ruso. En Lviv hablan ucraniano, tienen cafeterías con terracitas sin que tengan que ser francesas, y organizan conciertos en solidaridad con Georgia, bombardeada por Rusia.
Una contradicción más, un matiz más, un contraste más a incluir en todos los que tengo que barajar cuando pienso en y hablo de Ucrania. Y que me hacen imposible juzgarla, me hacen imposible transmitir una idea una conclusión firme de qué, cómo y por qué es. Quizá empiezo a estar demasiado dentro, quizás empiezo a quererla y me pongo demasiado en su lugar. O quizás mis neuronas no dan para más… pero es realmente difícil entender este sitio. Es difícil decir si bien o si mal, si sí o si no.
Os dejo con las fotos de Lviv, las podéis comparar con las de Chernigov, y veréis que poco tienen que ver. Aunque Chernigov también fuese fascinante.
Lviv |
Un abrazo y nos vemos. A algunos quizás estos días: llego mañana a Sevilla, y llamadme si leéis esto, me han robado e móvil y no tengo ningún número!!
5 comentarios:
jajajajaja, y tan europeo!,
kosovo,sí!
osetia del sur ,no!
supongo ke no organizaban conciertos en solidaridad con los osetios del sur ke fueron atacados en primer lugar por los georgianos?
Sabes? Empiezo a pensar que acertaron de lleno con tu destino. Que no había mejor opción para ti. Y no había nadie mejor para Ucrania que un tal Edu de Sevilla. Que tu regalo era Ucrania. Y me alegro.
Sí hombre! y para tí Sidney, gente joven y guapa, morenito permanente y surf... jajajajaja!
Eso lo dices porque te ha tocado aguantarme seis meses y todavía guardas rencor por la tortura...
No me extraña que tengas ese despiste, con semejantes ajetreos. Soy (me temo) bastante mayor que tú y, en mi primera juventud, se llevaba lo de hacer dedo. Así me recorrí Europa, de sur a norte. Recuerdo que en uno de aquellos veranos, cansado del asfalto, miré mi bolsillo y vi que me daba para volverme en tren desde Tours hasta Irún. Bien, lo hice. Conocí entonces a un tipo de mi edad, que hacía interrail... y que no calló en todo el viaje que compartimos. Resultó que se había visto como diez o doce países en cosa de un par de semanas y le podía la emoción, al haberse topado con un nacional como yo. De todo aquel trayecto, recuerdo la enorme empanada que llevaba encima: Confundía monumentos con capitales, idiomas, estaciones y museos... Estaba para ingresar por unos días en una unidad de frenopático.
En fin, Edu, una anécdota a propósito de tu entrada.
Que sigas bien y orientado.
Saludos desde Vitoria.
P.S. Me preguntabas si nos conocemos. No. Te localicé a través de expatriados. Me gusta saber como (sobre)vive la gente que lleva las raíces en volandas. Siempre se aprende algo, de esa gente y de los lugares en que provisionalmente reside.
Gracias por lo de "que siga"... muy generoso!
Un saludo.
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