Para comprar fotos del blog y que te las lleven a casa:

viernes, abril 18, 2008

Seis meses en Kiev, o más.

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Últimamente, como decía Alberto en su último post, esto, como cualquier blog (en realidad algo menos) de cualquier becario Icex, se parece más al National Geografic que al Pali físico que inspiró este Pali virtual.

Así que hoy os voy a contar como es mi Pali de Kiev, aunque eso sea imposible. Casi tan imposible en Kiev, como en la nueva Sevilla en la que ya no se puede sacar la cerveza a la calle… no en el Pali, sí en el Salvador, no allí, sí en las Columnas. A los que no conozcáis Sevilla, no os la perdáis. Y si conseguís entenderla, me la explicáis.

Ya os expliqué sin fotos mis primeras sensaciones sobre Kiev, al poco de llegar aquí, y muy poquito después, algunas de mis primeras batallitas en esta ciudad. Este último post lo escribí a finales de octubre, cuando no llevaba todavía ni un mes aquí. Y seis meses después, la verdad es que mis sensaciones han cambiado más bien poco. Eso sí, me pregunto cada menos qué es lo que estoy haciendo aquí… no porque haya encontrado una respuesta, si no seguramente porque ese equilibrio en la locura del que os hablaba, ha desaparecido por completo, y al quedar sólo la locura, o al menos ser la explicación más convincente a cualquier pregunta, es mejor dejar de hacérselas. Al menos de momento. Relájate y disfruta, como le diría el violador a su víctima.

Y eso es lo que hago. Disfrutar de la locura que es esto, que era cuando llegué y que sigue siendo ahora. Y del poder manejarme cada vez mejor dentro de esta locura. Seis meses después me encuentro hablando en ruso con un vicepresidente de la Federación Ucraniana de Fútbol, discutiendo sobre el ingreso de Ucrania en la OTAN con esos taxistas o coches espontáneos que os contaba que te llevan por dos euros, y con los que antes sólo conseguía negociar el precio, con la emoción de no estar seguro hasta el momento de pagar de si el precio pactado finalmente había sido 16 ó 60…

Yo estaba convencido de seguir en ese equilibrio en la locura… hasta que esta semana hemos tenido aquí un evento, por el que ha venido mucha gente de Madrid… y viendo sus caras ante situaciones que para nosotros son ya totalmente normales, te das cuenta de que no, que lo tienes que asumir: relájate y disfruta. Y en esas estamos.

Y eso sí que ha cambiado en estos seis meses. ¿Qué hacemos por aquí, cómo hacemos por aquí nuestro Pali? Pues muchas cenitas en casa, muchas cenitas fuera, sobre todo en un restaurante italiano donde según los propios italianos (milagro!!), las pizzas son mejores que en Nápoles, en restaurante georgianos, donde nos ponemos hasta el culo de jachapuri, que es un pan con queso que está tremendo, y básicamente en todo lo que sea comer y beber. Pues sí, como en Sevilla. Pero sin acceso a la vida cultural, si es que la hay, cines, etc... Efectivamente, también como en Sevilla. Bueno no, aquí puedes ir a la ópera por 10 euros, así que algo más se puede hacer.





Y nuestro poquito de turismo, visita de los canales de Kiev, la Venecia de Europa de Este…



Nuestro poquito de integración con los aborígenes…



Y sobre todo, lo que hace un Pali y lo que ha cambiado es la gente que estoy y que he conocido aquí: gente como Michela y Silvana, que ya se fueron, dos italianas de una inteligencia y un sentido del humor que te recuerdan cada día que estamos obligados a disfrutar de la vida cada minuto aquellos que podemos, Valeria, de quien ya os hablé, trabaja con niños con cáncer y a pesar de ello (o precisamente por eso) es la más fuerte de toda Ucrania y parte del extranjero, Vivian, Paco, mis compis… en fin, qué gran Pali.



Por cierto, el día 25 de abril me voy a Berlín, y me vuelvo el 4 de mayo desde Viena, en principio con algunos compis de éstos del Icex, aunque todo se puede negociar, ;-)… como se dice por Kiev.

Espero llevarme alguna sorpresa.

Saludos.



miércoles, abril 16, 2008

NUEVO POST

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PINCHA EN EL LINK PARA VER EL NUEVO POST

http://edurejon.blogspot.com/2008/04/intermedio.html

Y recordad que:

"Yo me coseré pantalones negros
con la pana de mi voz.
Y una blusa amarilla de cinco metros de sol"

viernes, abril 11, 2008

FREIBURG

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Hoy es un gran día para escribir sobre esta ciudad invisible: Freiburg, Friburgo, Freiburg Im Bresgau. Porque hace muy pocos días un gran amigo (que no digo aquí, por si sus padres todavía no lo saben…) me dijo que le acababan de dar una beca para irse los tres meses de verano allí… qué cabrón, qué envidia. Y porque siempre es un buen día para acordarse de esa cuidad. Hay quien dice que nunca se ha de volver a los sitios donde fuiste muy feliz. Yo prefiero creer que hay que volver a ellos, física o mentalmente. Y si tu vida actual no resiste la comparación, hacer lo que puedas para ser tan feliz como entonces… claro, que no todo puede depender sólo de ti. Entonces vuelve a ellos, para ver si esa parte que no depende de ti, te la pueden aportar ellos… quién sabe.


Hablar de Freiburg para mí es más que hablar de un viaje, o de un sitio, o de un tiempo. Hablar de Freiburg es precisamente hablar de la ciudad de las ciudades escondidas. Es un viaje en mi interior, en mis recuerdos y en mis pensamientos, un viaje a una ciudad que no está en ninguna parte, que no tiene habitantes. O mejor dicho, y esto es algo que me enseñó ella, una ciudad que está en todas partes: allí donde estén unos habitantes muy concretos, compañeros de viaje en esta ciudad invisible. Me explico: a Freiburg me llevó una curiosidad por conocer sitios diferentes, por conocer un idioma diferente, y en gran parte, la casualidad. Yo me quería ir Rennes, Francia. Y en Freiburg descubrí la justa importancia de los escenarios, que la tienen, pero que no hasta el punto de que te aten o te limiten, y de la gran importancia de encontrar a una, dos o tres socios que se alegrasen de alegrarte. Descubrí la belleza de la libertad, de sentir que en cada momento estaba haciendo exactamente aquello que me hacía más feliz. Descubrí la energía que te da esa libertad, que se convierte en una energía deseosa de devolver esa felicidad a quien te la regala a ti. Descubrí las barbacoas en el lago Seepark hasta que se ponía el sol, descubrí lo que puede llegar a pesar un erizo, por pequeño y feo que sea, cuando lo llevas con tu bicicleta, descubrí los despertares con notas que te alegraban la mañana y que te hacían subir silbando la cuesta de la Hauptbanhoff, descubrí los helados italianos y cómo facilita las cosas, y los helados gratis, una sonrisa y una chica linda. Descubrí lo diferente que es conocer a alguien en un idioma y en el suyo propio, que por mucho que te empeñes Utilizieren nunca va a significar utilizar en alemán (benutzen) y que si dices que “Ich verstehe keine Paprika” (no entiendo un pimiento) los únicos que te entenderán a ti serán los españoles, algún italiano avispado y algún turco que haya vivido en España. Pero nunca los alemanes.

Cuando me fui de Sevilla, tenía mi novieta guapetona, mi equipo de fútbol, los colegas, una carrera casi acabada… una autopista que me llevaba cómodamente al destino. Cuando volví de Freiburg, y a pesar de que nunca he vuelto a vivir en ella ni me he planteado hacerlo, sentía la necesidad de que esa ciudad invisible debía seguir en mi vida. Todo aquello que había descubierto, debía seguir en mi vida, y mi vida debía seguir en aquella ciudad invisible y sus habitantes, estuviesen donde estuviesen.



Y el intento equilibrio entre las obligaciones (que a veces también las hay) y hacer lo que me pedía esa libertad que sentía yendo de un sitio a otro en mi bici, de Seepark a Vouban, de allí a Waldsee, y al Beirgarden en Schlossberg, me llevó a Barcelona, de Barcelona a Bologna, pasando por Munich y Galway, de Bologna a Maastricht, de allí a Madrid y ahora a Kiev… siguiendo y persiguiendo esa vida, tan rápido que a veces no sé si no me la he dejado atrás, olvidando lo que he dicho al empezar: que esta ciudad invisible está en todos sitios. Que al haberla conocido ya sabía el camino que me llevaba a ella: el de la libertad y sus habitantes. Y que podía vivir en ella aunque fuese en un pueblecito de Cádiz o de donde fuese.

Qué envidia los que encuentran todo lo que necesitan en su barrio o en su pueblo…

¿Qué envidia?

Hoy, cinco años y medio después de mi llegada a Freiburg (aún la recuerdo, “qué coño hago ya aquí”) y cuando hagan seis de mi despedida (que también recuerdo como ayer, entre risas, jamón y una angustia repentina ante la despedida en el aeropuerto de Frankfurt… de nuevo la casualidad), cuando me pierdo un poco, cuando no encuentro la dirección a Freiburg, miro las fotos de aquel tiempo, miro a aquel chaval de 22 años radiante de vida, de felicidad y de libertad, y me pregunto qué diría él si viese esta vida casi seis años después.

Y le vuelvo a preguntar… y me diría: “Yo, con una cervecita y el sol… el paraíso, ¡ah! Y cacahuetes!”

EDITO (Alberto): La garra. Y fotito. Recuerdo el fundamento del concepto garra, pero ahora mismo no visualizo el ejemplo concreto que nos hizo acuñar tan afortunado término.



jueves, abril 10, 2008

Estambul cocinado y en la mesa

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EDITADO:
Os decía que Estambul sí que es tela de invisible, porque esta ciudad, o al menos esa es la sensación que me ha dado a mí, es inabarcable, por historia, por dimensiones, o por que lo que nos muestra es aquello que cree que buscan los turistas que se acercan a ella.

Y con esa es la sensación que me pasé todo el fin de semana: que sí, que Estambul es impresionante, que es preciosa, que la Mezquita Azul y Santa Sofía son únicas… pero que yo era un turista, y no iba a palpar ni un ápice de la que es la vida allí.

Al principio me sorprendió, la verdad, el alto nivel de vida y desarrollo, al menos en Estambul, el aeropuerto, todo nuevo, y el tranvía, que te parece estar en nosequéstrasse Haltstelle, Alemania. Aunque claro, todo hay que decirlo, esta sensación puede estar muy condicionada por el facto de estar llegando desde Kiev, Ucrania.

A los que vayáis a Estambul, además de a esos sitios que he dicho antes, y a los que os llevará la inercia, intentad visitar las cisternas (la foto de los arcos en penumbra), que están al lado de Santa Sofía. El barrio de Besitkas el domingo, que es una especie de La Latina o Borne, con un mercadillo, terrazas, puestos de comida donde venden unas patatas gigantes rellenas que están realmente buenas, y de postre, unos gofres golosísimos (foto)… todo ello a orillas del Bósforo. Sé que comparado con las mezquitas, todo esto es un poco mundano, pero fue el único rato donde me dio la sensación de estar haciendo aquello que haría si viviese en Estambul.

Por supuesto, un baño turco. También aquí me extrañé del grado alto de civilización, sobre todo porque mi otra experiencia similar fue en un pequeño pueblo de Marruecos, donde no hablábamos ningún idioma común con nadie allí, donde rodeados de viejos que nos miraban con curiosidad intentábamos entender donde dejar la ropa (“¿vestuarios?”, comentario y risa en árabe que hacían entender “por los cojones”, o algo así), y donde otro se nos acercó para explicarnos qué hacer con un cubo de agua caliente y otro de agua fría que nos habían dado, al ver que no teníamos ninguna pinta de sacar nada productivo de ellos. Estos, ya os digo, nada que ver, hasta aceptan euros. Pero merece la pena.

Ah! Y subid a la torre Galata. Acojonante. Tanto de día como de noche… si podéis, y si cabéis, ved la puesta de sol desde allí.

Y entrad en una mezquita. De forma respetuosa, pedid permiso para hacer fotos, intentad no ser demasiado españoles y no habléis en tono conversación de discoteca y percibiréis el agradecimiento de esta gente, amabilísima y encantada de que tengamos curiosidad y respeto por sus cosas. Y pasaréis allí dentro un rato de paz y encantamiento de habernos conocido que recomiendo... aunque sólo sea un rato.

Pues así he visto, o mejor dicho, no visto, la invisible Estambul.

Se está cocinando el peaso de post sobre la ciudad invisible Estambul. Y esta si que es tela de invisible... a ver si mañana lo puedo colgar con algunas fotillos, y si no, pasado mañana!

Os dejo con una de las mejores cosas de Estambul, mi coleguita Paco, yo y los baños (obvio, lo de lo mejor de Estambul va sólo por los baños... aunque Paco y yo tampoco estamos mal, ;-))



Un saludo, y hasta pronto!

Pd: Y para ir amenizando, mientras tanto, un poemilla que me ha gustado, y alguna fotillo más:

Ser. O que ser.


Cabezas de mis padres,

Ojos de mis amigos,

Boca de mi compañera,

Oídos de mis hijos.


Ventanas a un mismo patio,

Peceras de océanos infinitos.

Peceras de cristales negros,

En las que yo vivo.





























Saludos.

viernes, abril 04, 2008

IDEM…

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Bicicletas, cervezas al sol, cacahuetes… umh! el paraíso! Kebabs, algunos sentaron peor que otros, yogures, kilos de yogures, con pasas y canela, hasta detergente con la borrachera, más sol, que nadie más podía aguantar, barbacoas frustradas, ciudades, kilómetros de paseos, metros de piscina, erizos en la playa, ¿pero sólo comida, siempre? No! más, y mucho más. Muchas risas, muchas horas de conversación, muchas complicidades…

Pena que la fuerza que nos dan las palabras sólo nos dura el tiempo que las oímos. Porque algunas palabras dan mucha fuerza. Y la belleza de las cosas, únicamente durante el instante que las vivimos, y luego sólo su recuerdo. Por eso me encantan y me fascinan la escritura y la fotografía: fijan, plasman. Y mientras mejores sean, mejor lo hacen.

Aunque lo único que ilusiona siempre es el futuro, nunca el pasado. Condición humana.

Si has tenido la curiosidad para asomarte aquí, en presente, el que no engaña, al que no se puede engañar y el que no te permite engañarte, si tú también sientes un susto en el estómago, una falta de energía, un vértigo muy feo, y como una resaca interminable cuando piensas que sólo quedan las fotografías y los textos, si.., si todo eso, y si más… IDEM.

En español se dice: "ojos que no ven, corazón que no siente". Abre bien los ojos, siente. Éste IDEM no es pasado, es fuerte presente, y debe estar en cualquier receta de un buen futuro. ¿Sólo comida? Qué no! A veces, hasta libros.

Escúchala...

Intermedio

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Esperando que Estambul no se queme, que ya sabemos que el Rejón es un gran tipo, pero es despistado para según que cosas, y eso del temporizador del horno no lo tiene muy dominado; pues esperando eso aprovecho para interrumpir la actual programación - Nosotros, el ICEX, nuestros viajes por el mundo, nuestros blogs, y nuestras fotos- para llevaros a la realidad del día día de Sevilla, Bormujos, y sus personajes.

Y es que aquí, abajo y a la izquierda, nos sentimos un poco abrumados, por tanta foto de la gran Manzana, de negras, y autobuses, al día siguiente: rostros altaicos, Santa Sofia, y Yeni Cami. No entra dentro de nuestra concepción del espacio-tiempo aquello que vemos en nuestra pantallas, choca con el día día de Bares Nostrum, sol, terraza, y alguna esporádica Granada. De todas formas vosotros (tú) seguir así: esto es como el National Geografic, con la diferencia de que el NG nunca lo vimos y aquí entramos casi a diario. Y la colección de ciudad invisibles cada vez es más gruesa. Además vuestro trabajo os ha costado, me consta: A mi apreciada L. le están dando una caña estos señores del ICEX que no se merece, pero ella puede con todo - come voi- y acabará bebiendo algún tipo de alcohol exótico en algún punto del mundo de esos que vosotros nos enseñáis.

Hacer de esto un Pali (con lo que tiene de terrenal la palabra) ya me encargo yo, y ya te encargarás tú, que no te creas que te vas a tirar toda la vida dando vueltas y vueltas ( lo terrenal tiene mucho que ver con la falta de movimiento). Y lo hago ahora, antes de que P. cumpla su amenaza de hacer un post sobre Huelva York, amenaza que por otra parte esperamos (me consta) que cumpla tarde o temprano

Y es vedad que desde que soy un semi-curri he dejado de realizar mis obligaciones con éste blog y con vosotros. Ser un semi-Curri es casi mejor que ser un Holy: tienes tiempo como un Holy, y tienes un semi-sueldo casi como un Curry; además la presión de la sociedad sobre ti disminuye, sociedad que no admite Holys en su seno, o que en el mejor de los casos los considera vagos y maleantes, y sólo entiende la palabra holy como un eufemismo de parásito improductivo.

El problema es que he dejado de escribir aquí, y mis colegas del club de lectura, me lo recriminan, aunque para ser sincero con vosotros (que siempre lo he sido) os diré que, en realidad, deje de escribir mucho antes.

Antes incluso del que fue el mejor día en la vida de Pumuki, ese día que tan bien ha plasmado nuestro diseñador privado, ese mismo que quizá ahora sea rico, y todavía no le sepa; en un instante abriré la web de la ONCE para cerciorarme una vez más que el presente no suele ser tan maravilloso como el futuro.

Pumuki, y Gepeto que son el paradigma de la relación amor/odio (espero que no le moleste a ninguno de los dos que les robe sus vidas para intentar convertirlos en palabras) estaban aquel día alejados, y ambos disfrutaron como niños. Pumuki sabiéndose libre con la alegre pandilla se encaminó en la senda de la aventura, y la experimentación: se perdió por las céntricas calles de Sevilla, quién sabe si no tuvo su segunda experiencia sexual, la cosa es que más sabe el perro por viejo que por perro, y al rato cuando ya la desesperación (aro aro) nos había invadido a todos, una mirada hacia abajo nos sirvio para entender que Pumuki se había perdido como se pierde K., esto es: queriendo, y una vez acabado el juego había vuelto a la puerta de su particular carcel. Pero no todo acabaría ahí: al subir a la terraza disfrutó las bondades de comer todo dos veces, de olisquear y mear cada esquina, de escuchar flamenquito, de ponerse repetidamente en el único lugar que molestaba,y de hacer reír con lo que ayer eran impertinencias, todo fue genial hasta que escucho la voz de su amo a traves de mi móvil: jamás se vió poner a perro alguno cara tan humana. Pero antes de eso podemos decir que Pumuki estaba casi tan contento y a gusto como mi gran amigo A.

Mirad:
De hecho ahí se puede ver los felices que son ambos.

Y eso fue ya hace mucho tiempo, antes de SS, y en medio han pasado muchas cosas...

(INTERVALO TEMPORAL)

...y más cosas que han pasado desde que escribí esas lineas de arriba: por lo pronto el Rejón se me ha adelantado ya con dos post, en uno de ellos con musiquita incluido, musiquita que casi hace llorar a más de uno.

De hecho ya ha pasado hasta la feria, feria que ha sido rumbera, rumbera, y es que desde los havys, hasta los lacios, todos han valido alguna que otra sevillana, la única que ha faltado es una que yo me sé: inmoladora profesional, como otro que yo me sé, uno que tiene dos orejas, que baila muy bien pero también se inmola de maravilla. Y donde hemos tenido el privilegio de encontrarnos de nuevo con el Matrón, que siempre es genial, y con ojos rojos, que siempre esta guapa...y genial.

Y en medio de todo esto estuvimos en Granada, de secreto total, según P. secreto que no es tal pero que dejaremos que piensen lo que quieran. Y allí en Granada nos acogió P. (que es P. por dos cosas, pero dejemos los temas oscurantistas...), y fue todo divertidísimo, y sacamos muchas cosas en claro de esa gran ciudad, y de ese magnífico viaje (secreto). Entre otras yo tomé la decisión de no discutir nunca más sobre nimiedades, M. de correr a diario; y también inventamos el nombre de la marca que nos hará ricos, porque del cupón, que acababa en 81, no nos tocó ni el reintegro; pero lo más productivo y genial de todo fueron los nuevos conceptos que creamos como: charquear, Liverpool, GranchildremipindeKosovo, plazis, Aqua..., bingueritas-satelite, etc.

Y todo ese gran viaje lo hicimos gracias a nuestro nuevo gran líder LIVERPOOL. Tomás -que así se llama- ha entrado en nuestras vidas como un huracán, su liderazgo nos era necesario debido al vacío de poder que existía desde la marcha de nuestra antigua y añorada líder M. Y Liverpool es genial, y hace cosas geniales, y claro: escribe cosas geniales, palabras, hormigas que debidamente impresas reparte entre su columna en las tardes de borrachera.

Y son cosas como estas las que él escribe:

Viernes Santo, Sevilla, 2008


No es tarea fácil llegar al Bare Nostrum en plena semana santa, especialmente si uno camina tranquilamente hasta la catedral, como inconsciente inmigrante que es, y luego quiere cruzar por encima de un millón de fanáticos apiñados en las estrechas calles del centro sevillano. Pero merece la pena si al llegar a la barra están Carmela y Carli esperándote con unas birras. Y Gepet. Pero a Gepet, esta noche, habrá que echarle de comer aparte….

Tampoco nos importa que el bar esté medio vacío, ni que no haya música, porque la camarera nos invita a la primera ronda y ya con eso vamos que nos salimos. Es increíble la vista que tienen estas camareras, seguro que cuando nos invitaba a la primera ronda de cerveza estaba pensando: “total, hoy se van a dejar aquí hasta los céntimos”. Luego llega el Morta, nos revoluciona a todos con los ecos del jueves santo y casi se pelea con la Carmela. O la Carmela con él. Yo no lo sé, ni me importa porque la noche pinta bien, se lo veo en la cara al Gepet, que hasta me pregunta interesado por mis experiencias arbitrales. Definitivamente, la noche pinta bien.

Sobre cómo pasa el tiempo en el Bare Nostrum no parece necesario abundar, ya todos sabéis como va el tema de otro cubata, otro cigarrito, charlo con la guiri que tengo mas cerca y vuelta a empezar. Sin olvidarnos de la periódica visita al servicio, un acto aparentemente intrascendente que en esta santa noche jugará un papel fundamental. Y no porque Carmelu me recuerde, cada vez que voy a vaciar la vejiga, que debo tener cistitis – hoy mismo voy a pedir cita con el urólogo – sino porque cuando va tocando pedir la monumental cuenta de 120 euros, yo estoy encerrado al fondo del bar. Y así mi sorpresa cuando, al volver, la gente ya esta saliendo del bar y yo miro atónito mi bolsillo diciendo “pero si estoy borracho y sigo teniendo los 35 euros”. Y en ese momento sé que ese dinero me lo tengo que gastar, esa es mi misión en lo que queda de noche. Miro a mi alrededor buscando cómplices que me ayuden, pero el sector coche de Laura abandona masivamente el barco. Así que me queda Carli, dos alemanas…. y Gepet. Bueno, si queda Gepet todo es posible. Intento convencer a Carli para que se quede, pero Carli dice que no que no que no que no. Y se va. Juraria que mientras se aleja sigo escuchándole decir que no que no que no que no que no…. Bueno, ahí estamos, dos alemanas, un servidor…. y Gepet. Las alemanas no quieren ir al elefunk, quieren entrar en el Catedral pero hoy todo es posible …. si uno tiene dinero en el bolsillo para pagar las entradas de 10 euros por macho. Suelto 20 euros – la cosa va bien, sólo me quedan 15 por gastar - y entramos. Se nota que Gepet y yo estamos en nuestro ambiente, pero gracias a las dos rubias que nos acompañan conseguimos no desentonar mucho. Me pongo en modo bailoteo y observo los movimientos estratégicos de nuestras acompañantes. Parece quedar claro que la más guapa se alinea con el Gepet así que asumo sin ninguna dificultad mi papel de infantería de apoyo, e intento entretener a la que me toca con movimientos de cadera mientras observo el ataque frontal de Gepet. No las veo muy receptivas, pero Gepet despliega tal intensidad en sus metecuello que acaba por vencer la resistencia germana. Yo por mi parte, careciendo de la intensidad necesaria para estas lides, hago un par de intentos sin resultado y decido activar el modo conejito duracell para bailar lo que quede de noche, aprovechando que un buitre ha detectado mi debilidad y se lanza a llevarse mi alemana. Mientras retuerzo mi cadera a ritmo de funk, pienso que ver el pingu que le van a hacer al buitrillo de pacotilla merecerá la pena. Al rato Gepet y su victima desaparecen. Grande Gepet.

Tras una hora y media de arduo trabajo nuestro buitre ha conseguido un par de besos y un calentón del quince. Con gran satisfacción y ninguna pretensión sigo bailando con mi alemanita y al rato vuelve nuestra amiga sin Gepet. “Se ha ido” me dice. Uuuuuuuuuuuuuu ¿Así? ¿Sin despedirse ni nada? Hay pingus que lo dejan a uno al borde del abismo. Solo espero que llegue a casa sano y salvo. La noche se está acabando, las luces del Catedral se encienden…. ¡joder, que todavía tengo 15 euros por gastar! Intento pedirme un refresco pero el camarero me dice que no que no que no que no. Esto ya lo he escuchado hoy antes. Salimos a la calle y está amaneciendo. Dos alemanas y un servidor. 15 euros por gastar. “¿Dónde vivis?” Pregunta retórica, claro, todas las guiris viven en el centro, pero hay que preguntar para ver qué pasa. Mi alemana: “ahí al lado”, según lo previsto. La alemana del Gepet: “en Sevilla Este”. ¡¿ en Sevilla Este?! ¿Pero alguien ha conocido alguna vez a una guiri en Sevilla que viva en Sevilla Este? Además dejan clarito que cada uno se va para su casa, pero yo no me pienso rendir, así que las acompaño hasta la casa cercana – aprovecho para pedirle el móvil - y luego convenzo a la que queda para coger un taxi juntos – pago yo, no te preocupes - aunque no sé si es eso exactamente lo que le preocupa. Entre la Encarnación y la Pila del Pato – seguro que hay alguna sevillana que se canta así – encontramos un taxi, nos montamos cada uno en un extremo del asiento de atrás y le digo un “a donde diga la chica” al puro estilo Bogart. Tras darme su teléfono y darnos dos besos cordiales, se baja en Sevilla Este y el taxi sigue hasta la avenida de Hytasa. ¿Cuánto le debo? 13.55

Joderrrrrrrrrrr Casi, casi, casi. 1.45 de propina me parece un exceso, sería hacer trampa. Le digo que se cobre 14 y subo a mi casa mirando derrotado el euro que me sobra. Mientras me duermo, pienso ¿Dónde estará Gepet?

¿A qué es genial?

Pues no ha quedado ahí la cosa, y en la feria también ha hecho de las suyas, (fuera) a parte de liderar como M. manda.

Y han pasado más cosas(no todas buenas, pero esto es para poner las buenas): la noche de la pasión, el festival alternativo, alguna aparición estelar de E, y seguro que hay otras muchas más cosas de las que no me acuerdo.

Y hemos seguido subiendo a la terraza:



Aunque ese día el Pumuki ya no lo pasó también: la presencia del opresor le coartaba bastante.

Y algo más: hay otras historias, pero son otras, y serán contadas en otro momento.

Y entre todo esto, os seguimos echando de menos. Por aquí: en el Pali.

Pues eso.

¡SALUD Y REPÚBLICA!

miércoles, abril 02, 2008

Estambul en la cocina... o en los baños.

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Se está cocinando el peaso de post sobre la ciudad invisible Estambul. Y esta si que es tela de invisible... a ver si mañana lo puedo colgar con algunas fotillos, y si no, pasado mañana!

Os dejo con una de las mejores cosas de Estambul, mi coleguita Paco, yo y los baños (obvio, lo de lo mejor de Estambul va sólo por los baños... aunque Paco y yo tampoco estamos mal, ;-))



Un saludo, y hasta pronto!

Pd: Y para ir amenizando, mientras tanto, un poemilla que me ha gustado, y alguna fotillo más:

Ser. O que ser.


Cabezas de mis padres,

Ojos de mis amigos,

Boca de mi compañera,

Oídos de mis hijos.


Ventanas a un mismo patio,

Peceras de océanos infinitos.

Peceras de cristales negros,

En las que yo vivo.

Saludos.