Para comprar fotos del blog y que te las lleven a casa:

jueves, agosto 21, 2008

LVIV

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A veces me ha pasado que me despierto, y no sé dónde estoy. Al no saber dónde estoy, no sé dónde está la luz, así que sigo sin poder darme una respuesta. Me tengo que parar, pensar, qué hice ayer y dónde estoy durmiendo, para al menos saber en qué habitación estoy… de lo demás, ya me iré acordando. Es una sensación muy extraña, muy rara, que te hace preguntarte muchas cosas sobre el efecto del alcohol a medio plazo en nuestras ya pocas neuronas. Al menos tienes la excusa de estar recién despertado y, en mi caso, de un sueño habitualmente muy profundo.

Pero es que últimamente me pasa despierto, hablando con alguien, en un bar, que no sé dónde estoy, ni en qué idioma tengo que hablarle… últimamente, he mezclado mi mundo de Barcelona con el de Italia, el de Sevilla, con el de Freiburg, el del Icex… el del Icex es imposible mezclarlo más… y me he encontrado en Freiburg, hablando con un amigo alemán que de repente ha aprendido italiano, y con un amigo sevillano al que no habría puesto en Freiburg.. y que a su vez no sabe poner Freiburg en ningún sitio (Alemania cabrón, el de Francia es Estrasburgo!! ;-))… así que mi pobre cabeza, grande pero limitada a ciertos ejercicios que para otras personas son comunes está dando claras muestras de encontrarse desbordada. Si es que esto del Icex nos ha llevado a saltarnos muchos escalones, y ahí estamos un hijo de una conquense y un cordobés (ambos de pueblo), una de león, uno de jerez, y tantos y tantos, llevando una vida antes-del-icex reservada a los hijos de parejas de diferentes países, del embajador de no sé dónde y no sé quién, estudiantes del liceo francés o del colegio alemán, etc… y claro, antes o después tenemos que petar.

Y es que encima, como todo nos parece tan novedoso y tan curioso, pues no paramos. Éste fin de semana he seguido descubriendo Ucrania, y he ido a Lviv, Leópolis, en la frontera con Polonia. Un viaje maravilloso, de otro tiempo, en tren nocturno, para descubrir un trozo de Ucrania totalmente diferente al que conozco. Mucho más europeo, en todo. La comida, los edificios, que no eran iguales a cualquier edificio de cualquier barrio de cualquier ciudad de cualquier país que perteneció a la Unión Soviética. Todo. Otra teoría es que eso sea Ucrania, y que esto, y el este, sean trozos de Rusia que pasaron a llamarse Ucrania después del 91. Cuando hablas con la gente aquí es eso lo que te dicen, que seguramente son rusos, porque eso fue lo que eran al nacer, y hablan ruso. En Lviv hablan ucraniano, tienen cafeterías con terracitas sin que tengan que ser francesas, y organizan conciertos en solidaridad con Georgia, bombardeada por Rusia.

Una contradicción más, un matiz más, un contraste más a incluir en todos los que tengo que barajar cuando pienso en y hablo de Ucrania. Y que me hacen imposible juzgarla, me hacen imposible transmitir una idea una conclusión firme de qué, cómo y por qué es. Quizá empiezo a estar demasiado dentro, quizás empiezo a quererla y me pongo demasiado en su lugar. O quizás mis neuronas no dan para más… pero es realmente difícil entender este sitio. Es difícil decir si bien o si mal, si sí o si no.

Os dejo con las fotos de Lviv, las podéis comparar con las de Chernigov, y veréis que poco tienen que ver. Aunque Chernigov también fuese fascinante.

Lviv


Un abrazo y nos vemos. A algunos quizás estos días: llego mañana a Sevilla, y llamadme si leéis esto, me han robado e móvil y no tengo ningún número!!

jueves, agosto 14, 2008

Regalos compartidos

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EDITADO: Con fotos de Freiburg, que me enseñó, o donde aprendí, mucho de lo que contienen estos poemas, espero.

Grazie Manuela per il tuo regalo. Mi dicevi che non erano tue, perchè non gli avevi scrito tu. Invecce lo sono. Hagamoslas un poco de todos nosotros:


Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las "íes",
a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto, para ir detrás de un sueño,
quien no se permite, por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos
sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee,
quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no pregunta de un asunto que desconoce
o no responde cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre
que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida
felicidad.



Pablo Neruda




Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.

Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas,
nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fuí una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.

Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez la vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años
y sé que me estoy muriendo



Jorge Luis Borges



Mañana, espero, nos regalaremos también fotos de Freiburg... tanto que os he habaldo de ella, os la enseñaré un poquito... aunque si a mí 12 meses me supieron a poco, unas fotos no dan ni para intuir su esencia.

Saludos a todos.









Y más pinchanado aqui:

Freiburg

martes, agosto 05, 2008

Un sole di cartone...

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De nuevo un post dedicado a los cuatro relevos, a los cuatro que hace algunos días han sabido que a partir de octubre vivirán en Kiev y, que como yo hace un año, e incluso todavía hoy, no tienen ni idea de qué les espera por aquí. Ése es uno de los grandes atractivos de Kiev y de Ucrania… su misterio, su parte escondida… porque la ves, hay tardes, sobre todo ahora en verano, en las que sentado en una terraza te sientes dentro de una Kiev que rozas, pero en la que sabes que sólo estarás dentro durante ese ratillo, en esa terraza… ¿dónde buscar luego esa Kiev, dónde encontrarla? No lo sabes, es difícil. Pero en algún sitio debe de estar, porque la has visto… y si no te rindes en la búsqueda, es gran parte del encanto de esta ciudad. Eso, y el hecho de aprender a no dar por descontado ciertas comodidades, convenciones, facilidades o esclavitudes, según el punto de vista, que tenemos en nuestros países. Esto no sólo le da encanto a Kiev, sino que te enseña a disfrutar como un enano en cada viaje que hagas… te enseña a prescindir de ciertas cosas y la serenidad de saber que puedes ser feliz con otras muy pequeñitas que puedes encontrar casi en cualquier sitio y casi en cualquier momento. Aunque sean difíciles de encontrar.

Me imagino que vosotros, como yo hace un año, tendréis ahora curiosidad por cómo será la ciudad a la que vais. Qué sitios tiene para visitar, cómo es la vida allí… y quizás vosotros, como yo hace un año, cuándo habéis metido Kiev y Ucrania en Google, lo único que habéis encontrado han sido agencias de matrimonio, alguna de chicas a módico precio, y muchas, todavía no sé por qué, de tiendas de fotografía. Pero muy poquito de eso que estáis buscando y que sacie vuestra curiosidad.

Vosotros llegaréis aquí en octubre, ya empezará a llegar el frío y poco quedará de esto que os voy a contar ahora. Pero volved a este post, si el inverno se os hace largo, y recordad que a partir de mayo, la ciudad se transforma. Los días aquí ahora son desayunos en una terraza en Passage, la calle de los contrastes. Es la cale en la que puedes ver tiendas de Gucci, Prada, Lambordinis y porsches aparcados… y abuelitas de 70 años vendiendo cigarrillos a 80 céntimos el paquete. Paseos por Andreivski, una calle mercadillo de artesanos, que en invierno será una cuesta de hielo, ahora un lujo, e invierno un reto. Llegar hasta Sofijska y Mihailovska, dos iglesias que están una enfrente de otra, y que los días de sol son desde fuera maravillosas. El interior de Sofijska es de lo más bonito que he visto en los últimos años, y un sitio al que volvía en invierno para encontrar una esperanza, para asegurarme que la armonía no había sido eliminada, que seguía existiendo. Son cervecitas y puesta de sol en una terraza al final de Andreivski, en un parque chulísimo, donde las camareras son también de lo mejor de Kiev (por su simpatía). Sasha, la camarera sonriente, ya es nuestra socia y hasta nos deja prepararnos el spritz con el aperol traído de casa… estamos en gestiones para que lo incluyan en el menú. En invierno, dudo que existiese la terraza. Y puede que ni el parque. Y no sé si Sasha sonreía.

Os dejo algunas fotos de un domingo en Kiev, un domingo de latina nievita, para que veías la de risas, sonrisas que nos pegamos en Kiev y lo bien que nos lo pasamos. Lo bien que hemos decidido pasárnoslo. No tengáis miedo. Se puede.

Kiev, domingo 27 de julio


Éste fin de semana hemos estado en Chernigov, una ciudad a unos 130 kilómetros al norte de Kiev. Merece mucho la pena salir de Kiev y meterse en ésta auténtica Marruecos de rubios y rubias. Merece la pena dormir en un Hotel ultrasoviético por menos de diez euros la noche, merece la pena ir a cenar comida ucraniana al mejor restaurante de la ciudad, merece la pena ver la cara de la camarera cuando los extranjeros (o sea, el gran Alessandro y yo) empiezan a coger comida que ha sobrado de otras mesas cuando les dicen que no queda casi nada para cenar porque hay una boda en el restaurante (“¿¡¿pero estos muertos de hambre son los que vienen de los países a los que vamos nosotros a buscar trabajo?!?”), merece la pena ver a Alessandro negociando el soborna a un policía que nos quería poner una multa, (“venga, sabemos que podemos resolverlo entre nosotros, sin escribir nada, ni papeles”), no merece tanto la pena pagar 60 dólares por evitar una multa por conducir borracho cuando el pobre conductor no había bebido nada… pero merece la pena ver máquinas se soplar tan “sensibles”… merece la pena cualquier viaje con estos compañeros. Sobre esto poco os puedo escribir, o de poco os servirá lo que os cuente, porque no sé con quién combatiréis o compartiréis vuestros 15 meses en Kiev. Pero merece la pena conocer gente así. Merece la pena.

Chernigov


Algo para traeros en España en la maleta…. Jamón, vino, y un gran sole di cartone:

Lo Sciopero Del Sole - Bandabardò

Besos y abrazos chavales!