Para comprar fotos del blog y que te las lleven a casa:

martes, septiembre 30, 2008

Il dolore perfetto

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El dolor perfecto es un libro de Ugo Riccarelli.


La edición que yo tengo empieza con un "ROMA 17.02.08 ...alla prossima!" y no os voy a decir como acaba, por si os lo queréis leer. Aunque la realidad es que no os sabría decir como acaba, ni os sabría decir si muy importante tampoco.

El dolor perfecto es un libro que habla de la vida, de vidas, en las que lo importante no es ni el principio, ni el final, lo importante es la vida en sí misma, lo que de ella se toma y lo que en ella dejan algunos de los maravillosos personajes de este libro, a los que el autor ama y a los que hace querer al lector.

Y es El dolor perfecto, en mi opinión, un título perfecto para este libro que habla de vida. Que en cabeza de uno de sus personajes, "ripensava alla Rosa e alla sua prima volta d'amore, alle sue domande sul senso di quel tramestare tra uomini e donne, sulle ragioni del mondo, sulle trope cose che non era possiibile capire, sulle persone e sulle bestie, sul perchè vivere, sul perchè morire, su tutto quello che sua madre aveva cercatonelle ore passate a scrutare dal balcone immaginando la vita là dove altri non riuscivano a vedere niente."

Y digo que es un título perfecto porque no se puede hablar de vida, y permitidme la trascendencia, sin hablar de dolor. Y no se puede sentir ese dolor perfecto que sienten algunos de los personajes del libro, sin vivir plenamente. El dolor perfecto de aquellos que viven sin excusas, de aquellos conscientes de que la vida se puede ir como viene, que no se consuelan pensando que podrán recuperar el tiempo y la vida perdida en otra eterna y paradisíaca. De aquéllos sabían tenerlo todo, se entregaban a ello y sabían que perdían todo, sin consuelo, sin excusas. De aquéllos que habían sentido una serenidad perfecta, un placer perfecto.

Y habla de cómo ese dolor perfecto viene generado en ocasiones por los otros, por los que nunca han vivido, ni saben lo que es, y arrancan vidas y placeres que nunca han experimentado, seguramente sin ser conscientes del tesoro, del milagro irrepetible que están despreciando.

Es verdad que el libro recuerda mucho a Cien años de soledad, quizás demasiado incluso, pero está tan bien escrito, que si te dejas llevar por el Maestro por sus paseos por el Colle, acabarás queriendo tanto a sus personajes como el propio Riccarelli, y disfrutarás mucho de este libro.



Requiem for a dream -

Ya me contaréis!!

sábado, septiembre 27, 2008

Una Mujer

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"Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras"
Martí.


Era Física, y eso es lo de menos; y partiendo de ese precario lazo común yo pensaba que no sería muy difícil conocerla. Era un íntimo plan que pensé muchas veces, lo repase una y otra vez, pero no por ello dejaba de ser un plan sencillo: ir a la facultad de física de la Habana, buscar su lugar de trabajo, y presentarme. Sin más. Lo más difícil consistía en llegar a Cuba, pero eso debía pasar tarde o temprano: era cuestión de tiempo, y tiempo tenía todo el del mundo. No había prisa. Pero la realidad es que estamos aquí de prestados, y siempre hay prisa y todo el tiempo del mundo se va en una curva.

No me gustaría ser frívolo. Hace unos días murió Celia Hart revolucionaria cubana, hija de los históricos revolucionarios Armando Hart, y Haydeé Santamaria, en un accidente de tráfico en la Habana. Escribía con frecuencia en rebelion y aporrea; y de eso la conocía yo. Porque para mi el conocerla era tan obvio que no distinguía mucho entre presente y pasado. Digo que no me gustaría ser frívolo porque la noticia es bien triste, y no quiero que esto sea un post de florituras para acabar hablando de mi mismo.

Si escribo este post es porque creo que las ideas de Celia deben ser leídas una y otra vez. Y que con que tan sólo uno de vosotros después de leer esto se decida a leerla, ya será algo positivo. Y algo es mas que nada.

Y si hablo de mi en este post, es porque me gustaría trasmitiros la fuerza y el optimismo que ella me trasmitía a mi para que os lo pueda pasar también a vosotros.

Los huracanes pasaban por Cuba, y yo entraba ese día en rebelion buscando justamente algún artículo suyo que me dijera que, pese a todo, ahí estaba la revolución (los revolucionarios: el pueblo cubano) dejándose la piel para que ni un sólo de los cubanos perdiera la vida. Días antes había escrito sobre el penúltimo huracán, y pensé que con que el siguiente huracán -mucho más potente que el anterior- escribiría de nuevo. Y en vez de eso me encontré con la noticia de su muerte. Demoledor.

Era Troskista (troskera), guevarista, y fidelista. Y ella hacía que todo eso fuera posible. Igual que hacía que fuera posible el escribir desde la vísceras, como sólo una mujer sabe hacerlo o como sólo yo a mujeres les he visto escribir, pero siendo científica. Absolutamente antidogmática pero sin dejar ni una linea donde poder inyectar el veneno de la contra y el reformismo. Sus escritos no dejan lugar para la indiferencia. Cada vez que terminaba una lectura suya acababa con la misma sensación, con la misma idea: el mundo puede cambiar de base, pero hay que echarles muchos ovarios para que eso pase. Si alguna vez me entraba el pesimismo un artículo suyo era la mejor medicina. La echaré mucho de menos, así como la echarán mucho de menos los luchadores de Latinoamérica: era una voz demasiada necesaria,una voz imprescindible: desde Cuba y con su ordenador como única arma, regalaba ánimos, ideas, cobertura, críticas, allá donde se encontrara la linea de batalla, allá donde estuviera la primera trinchera. Y los revolucionarios la sentían cercana y sentían cercano todo un mundo que estaba con ellos.

Radicalmente internacionalista, rescató a Trosky de las garras del imperialismo y lo puso en el centro del debate socialista. Ella sola. Recuperó a Trosky desde Cuba. Desde la Cuba Castrista: sin dejar de apoyar a Fidel nunca. No digo que Cuba sea ahora Troska, pero ella cogió a Trosky e hizo que todo el mundo se pusiera a debatir. Descubrió la evidencia de la conexión entre el pensamiento del Che, y de Trosky. Entre el de Marti, y Trosky. Una mujer desde un teclado consiguió lo que no habían conseguido años y años de tendencia marxista. Es quizá (y esto es mi opinión) una de las mayores aportaciones (reconquistas) que ha hecho la izquierda desde la caída del muro de Berlín. Y todo lo hizo desde el rigor y la pasión. Desde la poesía, y la ciencia. Con una prosa llena de belleza.

Ella que tanto temía la muerte de Fidel, se fue de este injusto mundo antes de que eso ocurriera: la conquista del cielo está, desde que ella se fue, más complicada, ojala sus ideas, sus escritos, puedan paliar su marcha.

¡Hasta siempre, compañera! ¡La lucha continua!

¡Venceremos!

Ps: Sus armas aquí. Pueden ser vuestras.

viernes, septiembre 19, 2008

Un cuento...

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EDITADO: Hoy, por DÉCIMO día consecutivo...

Hoy, por quinto día consecutivo, en Kiev tenemos una nube que empieza a unos dos metros de altura y de la que no se ve el final... ni físico, ni en el calendario... mucho me temo que es la nube del invierno, que se hace fuerte por estas fechas y se queda, fija y constante hasta la primavera... Magnífica para leer, escribir, ver películas y cultivarse en general... pero joder, se podría haber esperado un poquito en llegar. Veo las fotos que colgué hace poquito más de una semana, y me parece imposible que ese sol y esa luz existan de verdad... pero no, yo estuve allí... casi huelo a mar todavía!!! (y me he duchado eh?)... no pongo fotos de las vistas nubladas que tenemos hoy desde la oficina... aún tengo esperanzas de que alguno os animéis a visitarme por aquí...

Así que con este tiempo te pones un poco tontito, y música para acompañar el momento...

Je T`aimais, Je T`aime, Je T`aimerai - Francis Cabrel

Os dejo también con un cuento, intentaré que se convierta en una costumbre dejar uno de vez en cuando:

DANIEL


“La medicación. La medicación. La medicación”. Ella ya está mayor, y además del miedo de que a él se le haya olvidado, se suma el miedo que de su cuarto al pasillo, antes de llegar a la cocina, se le olvide a ella también para qué se había levantado. “Es que ya se me va la cabeza, que estoy viejecita”, les dice siempre a sus nietos. “La medicación, la medicación,…, ¿se la habrá tomado? ay, cómo se le haya olvidado”. E inicia ya a lamentarse y a sufrir por el olvido que aún no sabe si se ha producido.


Cada mañana se levanta antes de que él se vaya de casa para comprobarlo. Se levanta, porque obviamente estaba ya despierta desde mucho antes. Desde su cama escucha ahora el camión de la basura primero; los camiones de reparto un rato después; e inmediatamente, los niños que, durante cuarenta minutos, llegan al colegio. Antes, escuchaba a los jornaleros, que se anunciaban para que alguien los llevase a arar su campo. Antes escuchaba los tractores, de aquellos que se los podían permitir, que se iban sin jornaleros, a arar todo lo que se les pusiese por delante. Antes se tenía que levantar a preparar la cesta a su marido, que a las cinco de la mañana salía a cuidar sus pipas, su centeno, su porvenir. Antes vivía en su pueblo, en su vida. Ahora es viuda, ya no vive su vida. Vive la de su hija, en la ciudad que ésta eligió, porque ya está muy mayor para andar viviendo en un pueblo aislado de Aragón, al que no llega el periódico, y en el que, por supuesto, no hay niños ni colegio. Pero ello no piensa en todo eso desde su cama. Piensa sólo en la medicación de su hijo. “¡Ay si se le olvida! Mira que se lo digo siempre: lo primero cuando te levantes, la medicación, que yo ya estoy mayor y se me va la cabeza… Me tienes que ayudar Daniel, como te dijo padre”, le dice, con el mismo tono con el que le hablan las madres a los niños que llevan al colegio, a Daniel, cercano a los cincuenta. “Sí”, dice él.


Las pastillas las tenían guardadas en una cajita que Daniel fabricó, con treinta separaciones cuadrangulares y numeradas, de forma que así sabía si cada día se había tomado la pastilla correspondiente. Cuando el mes tenía 31 días, pues se ponía ración doble en el día treinta. Así de fácil. Hasta que un día descubrieron en una farmacia que tenían esos pastilleros, “más bonitos y más cómodos”, decía ella. “Pero si los puedo hacer yo, ¡para que le vas a pagar a esta gente! Anda y te gastas el dinero en una cosa para ti”, decía él. Pero los acabaron comprando. Eran sólo tres euros, pero para Daniel, que desde que le diagnosticaron la enfermedad no había vuelto a trabajar, le parecía mucho.


Pero ni la cajita, ni las numeraciones, ni el hecho de que casi cada día, cuando ella llegaba a la cocina la pastilla ya no estuviese en su cuadradito, le aliviaban su angustia. Aunque la realidad era esa, que a él casi nunca se le olvidaba. Ni eso ni nada. No se le olvidaba comprar el pan cada día, para su casa y para la de su hermana, perfectamente proporcional a los habitantes de cada casa en cada momento, invitados incluidos. No se le olvidaban los recados, ir a correos a llevar tal carta, ir a no sé dónde a recoger tal otra. Con mayor diligencia y acierto que sus sobrinos de 25 años, o lo que viene a ser lo mismo, con diligencia y acierto. Se acordaba incluso de los autores que había leído durante el instituto, de las lecciones de historia y filosofía, y no habían sido pocas las veces en las que se hablase de historia o literatura en una reunión familiar y que él, aparentemente ensimismado, mirándose las manos, jugando con una cartón de tabaco o fabricando un cenicero con una lata de coca-cola, de repente desatascase la conversación, aportando el autor de un poema, una fecha o el título de una obra. Y en ese momento, los más jóvenes se reían orgullosos, y los más mayores se miraban, abrumados, quizás por la dureza de la vida que dejó en esas condiciones a alguien que podría haber sido tan brillante, o quizás por lo que le debían a esta vida y a sí mismos, por haber tenido la suerte de poder vivirla plenamente. No como él, pobre Daniel, maldita esquizofrenia.


En esos momentos, su madre, que siempre lo vigilaba en las reuniones, se preguntaba cuál era el verdadero, cuál era el que residía en esa cabeza morena y grande. ¿Era el que era capaz de quedarse tumbado en la cama un día entero si ni le recordabas que tenía que levantarse, o era este otro que conocía el autor de una novela rusa o de un país de esos? ¿El qué no se duchaba si no lo metías en la ducha o el que era capaz de ir a cuatro sitios en una tarde para hacer todo lo que le habían encargado? Ella no entendía muy bien cómo era posible que hasta los dieciocho años, su hijo fuese un chico que si bien no era normal era exclusivamente porque era extraordinario en sus capacidades, y que después no pudiese llevar una vida normal por sí sólo. Y esos momentos de brillantez, le hacían entender aún menos.


Pero desde hacía mucho tiempo, ya no se preguntaba estas cosas. Sólo cuando murió su marido, el padre de Daniel, se preguntaba si él lo entendería, cuál de los dos procesaría lo que estaba pasando, pero tampoco en esa ocasión insistió mucho la pregunta en su cabeza. Cuando murió su marido, con el que había compartido todo, su referente, su vida, lo que le preocupó fue qué sería de su hijo cuando también ella faltase.


Daniel andaba siempre escribiendo en una libretita, en realidad en la primera libreta que encontrase, ya que lo que escribía no tenía ninguna conexión con lo que había escrito antes. Al menos ninguna conexión lógica que le hubiese empujado a la igualmente lógica necesidad de recopilar y ordenar lo que escribía. Siempre había sido así. Siempre, desde su enfermedad. Y por ello su madre dejó ya en los primeros años de leer lo que escribía, ya que era una bofetada a sus ojos, a su cabeza de mujer de pueblo, en los que la enfermedad es un castigo merecido por algo hecho por ti o las generaciones anteriores de tu familia, y una bofetada a su corazón de madre.


Sin embargo, un día, al ordenar su cuarto, vio un cambio en la letra, legible, en el orden y en la claridad de la página. No pudo leer mucho, ya que no sabía leer muy bien y le fatigaba, pero si lo suficiente para confirmar que el cambio era total, no sólo en la presentación, también en lo que decía. Se dedicaba a contar lo que había hecho el día anterior, en cómo estaba contento de poder ayudar a su madre y… poco más pudo leer. Esto no le quitaba la angustia de saber que su hijo estaba muy enfermo, y de que siempre dependería de otras personas para vivir, pero ayudaba. Tranquilizaba. Incluso, esa semana, algún día se quedó dormida y cuando se levantó (“la medicación, la medicación, la medicación,…”), él ya se había ido.


Yo, su nieto pequeño, la escuché contarle todo esto un día a mi madre, un domingo de los que nos íbamos a comer a su casa. En ese momento me quedé callado, y creo que ya lo haré para siempre, aunque sé que no tiene gran importancia, pero ¿qué ganaría yo, ella, mi tío o mi madre, si cuento que fui yo quién jugó a escribir ese diario a nombre de mi tío?.

jueves, septiembre 11, 2008

Se mi rilasso ¿colasso?

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El antídoto a la lucidez:

Beppeanna - Bandabardò


Medespietomemetoenelmetroconmillonesdeucranianosquemeaplastancorren,empujan,nolesimportanada,amitampocoporuqellevomihipodyasillevosuritmoysuvitalidad.Llegoalaoficina,setrabajasecomeseríe,sesaledelaoficina.Mevoyanadar,conucranianosquenosaben,yovoymasrapidoqueellos,losadelantoporlosladosporarribayporabajo,cuantoslargosmehago,quésatisfacción,québiensientaladucha,eslomejordenadar,esosdiezminutosconelaguacorriendo,quetedaenelcuelloytelomasajea,mascaliente,masfría,quegustazo.Ymevoyatomarunasbirras,unosdiasconunosotrosdiasconotras,unasbirras,cenarfuera,dormirdependiendodecomosetercielanoche,siempreconelcepillodedientesacuestas.Ymevoydeviaje,undiasestpoyenEstambul,comiendogofresconDaniqueleconocíenelmastercuandovivíaenmadrid,cuandoteniaotravidaqueyanotengo,ymevoyaNuevaYork,ymesuboalEmpireStateBuildinf,madremíasilosupiesemiabuelo,ydosvecesaBerlín,yundíaestoyconociendoaunachavalaenunaplayaporlanocheconlalunallenareflejandoenelmaryalas24horassestoyotravezenmioficinadeKiev,concatedralesortodoxasamisespaldasyderepentemellegaunemail: "¿qué tenéis pensado hacer el año que viene?"

Pausa.

Joder. Y yo que sé. ¿Que tenéis pensado vosotros? ¿Pero podéis pensar? Abro una encuesta, se está pidiendo a gritos, aunque sea en otros foros. O mejor, abro dos:

1) ¿Qué vais a hacer el año que viene?

2) ¿Qué hago yo?

Y este post queda con un enlace permanente en la barra de la derecha, para que en vuestros comentarios, los que queráis, vayáis diciendo lo que vaís a hacer el año que viene, o mejor dicho, donde, en qué ciudad, en qué país, que es lo que nos interesa. A ver si nos juntamos unos cuantos, no? Y para que me digáis que tango que hacer yo... ¡¡y dónde!!

Yo mañanamevoyaBudapest... "se la terra mi chiama non posso
restare chiuso fra quattro mura
ho premura di vivere perciò
Attenziò... "

jueves, septiembre 04, 2008

El Misterioso hombre del garfio

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Anda por aqui, y parece que es para quedarse. Lo extrano es que aquellos que dicen haberle visto no son capaces de explicar como es su cara. La respuesta relata siempre lo mismo: “el garfio”. Ni siquiera hay acuerdo sobre si es a la izquierda o a la derecha donde a nuestro misterioso visitante le falta una mano.

Yo tacharia estos sucesos como una broma de mal gusto sino fuera porque entre aquellos desgraciados que han visto el relucir del garfio se encuentran muchas de las mas respetadas personalidades de nuestra bella y amenazada ciudad.

Siempre es dificil explicar los sentimientos, son nuestros poetas con su bellas rimas los que se encargan de hacernos sentir al leer sus maravillosos libros como se siente el projimo, como se siente el autor, o como te sientes o te sentistes tu. Pero incluso para ellos es dificil escribir tales palabras, y solo lo consiguen despues de duras horas de concentracion frente a la impasividad de la hoja en blanco. Lo que yo intento expresaros ahora con mis torpes palabras es el estado de animo en que todo un colectivo, los habitantes de nuestra hermosa y pequena ciudad, tienen desde hace unos dias: justo desde que el pequeno Ismael viera al Misterioso Hombre del Garfio.

Es una falta de experenza lo que se apodera de los corazones de nuestras gentes, las ganas de cumplir que el bendito deber que nos fue encargado el dia en que pusimos un pie en nuestra maravillosa ciudad se ha esfumado, nuestro pueblo parece haber perdido la fe en los valores sagrados que mantienen a nuestra sociedad en orden: trabajo, familia y religion. Esto es una tragedia que, aunque parezca una majarada, no cabe ya duda atribuirle a la llegada del afilado metal que porta nuestro sombrio nuevo vecino.

Pero nuestro pueblo se ha sobrepuesto siempre a las constantes amenazas que desde tiempos lejanos han intentado acabar con la felicidad de nuestros hogares. Y no sera un ridiculo hombre de una sola mano el que acabe con ella.

Ahora es el momento de aferrarnos a nuestros ideales de orden y ley. Hasta ahora la cobarde sombra rehuye mi encuentro, como tambien parecen rehuir de mi aquellos que dicen los miserables -nuestros enemigos de siempre- que pasean por las calles imitando a el perverso vagabundo.

El dia que me lo encuentre, que sera mucho mas temprano que tarde ya que este joven periodista no abandona las calles ni por un momento, no duden que le mirare a los ojos con la caracteristica templanza que solo mi amado pueblo posee, y le invitare a marcharse.

Eso es lo que hare yo. Que haran Ustedes entonces si se encuentran al Misterioso Hombre del Garfio?

miércoles, septiembre 03, 2008

DESOLADOR

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Las convocatorias del Icex para participar en sus becas aparecen cada año en el mes de junio. Cada uno tiene unos motivos para apuntarse. Hay quien en ese mes, lleva todo un año de trabajo o de estudio, y está quemado de la misma rutina de todos los días, ha escrito “becas icex” en google, y se tira una mañana de improductivo trabajo saltando de blog en blog de gente que aunque sea 5 años mayores que ello parecen 10 años más jóvenes, todos sonrientes, muchos muy morenitos, aunque la entrada del post sea el 4 de febrero, y la mayoría de ellos con un fondo detrás de sus cabezas con una paletas de colores que ni con el photoshop 40.1, ni con medio metro de filtros en la cámara… Hay quien lo ve como una oportunidad increíble para hacer una master gratis y encontrar un buen trabajo y hay quién se sacó un listado de becas y ofertas de trabajo y simplemente se fue donde le dijeron que sí…

Cada uno tiene unas motivaciones. En junio. Seis meses después empiezas un master en Madrid y siete meses y medio después te dicen dónde vivirás los próximos 12 o 15 meses. En ese momento, casi 14 meses después de haberte enrolado, tienes que decidir si te vas o no… muchos no, porque ya han decidido de antemano que se irán aunque los manden a Luanda (un saludo Carlitos, crack!), y en ese momento tus investigaciones googleras se reducen al destino asignado.

De nuevo la cosa suele cambiar mucho según cuales fuesen las motivaciones que e llevaron a apuntarte… ese primer grupo, seducido por las fotos y la idea de hacerse ese erasmus que nunca se pudieron hacer en la universidad… ése, tiene las maletas preparadas desde febrero y lo que más se plantea es si meter la protección solar o comprársela en el destino… hay un segundo grupo, bastante amplio dentro de los becarios Icex, inadaptados como dije cuando os los presenté, que lleva ya varios años dando vueltas por el mundo y que, estén más o menos entusiasmados con su destino, a la hora de partir se plantean, aunque sea inconscientemente, aunque sea obligados por la cantidad de veces que se lo preguntan sus amigos de toda la vida durante el verano (hay que recordar que en el fondo somos una panda de paletos, como dije en el post anterior: los hijos de diplomáticos se sacan la oposición directamente…), si este cuarto, quinto o sexto año de tour mundial no les puede suponer convertirse en un inadaptado eterno…

En tus diferentes ciudades, en tus diferentes experiencias de inadaptado, siempre te encuentras con ese típico personaje, que lleva 20 años viviendo en diferentes sitios y que te cuenta que llega un momento en que vuelves a tu casa y ya no reconoces nada de lo que dejaste allí, que todo ha cambiado, que ya no conoces a la gente, o lo que es peor, la gente no te conoce a ti, y que por tanto sucede que más que, como cuentan los optimistas, convertirte en ciudadano del mundo, te conviertes en un apátrida, ningún sitio es más tu casa que otro, en un perfecto homeless. Que ni siquiera ya en tu propia casa, la de tus padres, encuentras ya un sitio.

Y uno siempre se pregunta en qué momento sucederá eso, si será una evolución, algo que vas asimilando y comprendiendo poco a poco o de lo que te intentas convencer para que la distancia sea más llevadero; o si por el contrario, de repente, en una de tus visitas te sientes así, fuera de lugar en la que en tu cabeza era tu casa hasta ese momento… pues joder, cuando me contaban esas cosas yo no sabía que pasaba de una forma tan gráfica, yo pensaba que hablaban de sensaciones, de un proceso interior… y sin embargo, esto es lo que me he encontrado en mi último viaje a mi casa:



El pasillo:


Mi cuarto!!!!!!!:


Formará esto parte de las becas Icex??? Será la famosa II Fase????????!!!! Los que volvéis a "casa" en octubre... contadme lo que os encontráis allí!!!!

Menos mal que hay cosas que siguen como las dejé... esperemos que no se las carguen y sigan así mucho más tiempo:





Venga, muchos besos a todos y que los paséis de arte... y un poquito de musica:



EDITADO: El finde del 12 de septiembre estoy en Budapest, así que ya sabéis...