No meto ninguna foto

Publicado por Edu

No meto ninguna foto. No hace falta, y además no tengo. Pero imaginaros a la mujer más guapa y elegante que hayáis visto en vuestra vida. Pero cuando digo elegante, no me refiero a la elegancia de la que lleva un bolso caro, o una vestido del famoso modista pepitto de los palucchini de turno. Me refiero a esa elegancia que da la piel perfecta, una nariz fina, sin sobresaltos, y que te lleva cómodamente, como un tobogán para recién nacidos, a unos labios carnosos que si no te fascinan más aún, es sólo porque quedan en una anécdota por culpa de ojos grandes, redondos, sensuales y de colores cuya existencia desconocías por completo, aunque acompañes a tu madre a las rebajas. Todo ello, apoyado en un cuello largo y fino pero tan terso que destrozaría un autobús en caso de choque frontal.

A esto añádele la inquietud que te produce lo desconocido, y vivo, muy vivo, lo hermético, una inquietud que uno se espera y acepta cuando está en países como Marruecos, etc., pero que en el norte de Europa, tan cerca de Polonia como Alemania e igualmente lleno de rubios, deja una sensación, o mejor dicho, muchas sensaciones contradictorias y difícilmente descriptibles. Se intentará.

Así estoy percibiendo Ucrania, o mejor dicho Kiev, en estos primeros días. Cargada de la belleza perfecta, que hasta hoy uno consideraba fruto de la armonía, pero que se encuentra sin embargo en un ambiente que se parece a la armonía lo que los pimpinela a Ana Belén y Víctor Manuel.

Me ha impresionado el metro, de una eficiencia que ya quisieran para ellos los metros de Madrid o Barcelona. Pero eficiencia, eso sí, soviética, es decir, el metro tiene diez segundos para estar parado en la estación, ya que son muy frecuentes y con poca distancia entre ellos, y lo cumplen aunque la gente esté empezando a subir, empezando a bajar o cayéndose por el hueco, las puertas se cierran, dividen grupos de amigos o familias y a chuparla… por ello esta gente no mira ni a su padre a la hora de meterse en el vagón. Te arrollan y basta.

Y otro apunte, quizás para desarrollar otro día. Como se evidencia aquí la soledad del occidental, de nuestro estilo de vida. Vienen aquí muchos trabajadores que se quedan un tiempo, turistas, o gente que viene por negocios puntuales. Pueden haber dejado en su país de origen sus familias, su pareja, su perro,.. . que casi sin excepción acuden a universitarias que se costean así sus estudios, a mujeres hambrientas de visado, o simplemente a bellezas con ganas de divertirse… ellos, los de aquí, casi no lo ocultan, de forma que de primeras su comportamiento resulta, o puede resultar, chocante. ¿Pero y el de esa gente qué digo? Sin juzgar, sólo para comentar… ¿por qué nos cuesta tanto, en nuestra cultura, ser consecuentes con lo que hacemos, por qué nos resulta tan difícil comprometernos en una relación de pareja, de amistad, y serle fiel? Fiel a la relación, sea en los términos que sea, a la dedicación, a la constancia… quizás habría que preguntarse si son esos valores los que queremos, o quiere esa gente que decía…pero si no es así, ¿por qué se buscan, por qué se defienden constantemente y se aparentan?

Lo único que aquí consiguen estos valores aparentados, es evidenciar la nuestra soledad.

Yo me intentaré rodear siempre de quienes los busquen como forma de vida, sea aquí, allá o en nuestro Pali virtual.