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En su libro “Si esto es un hombre”, Primo Levi, un biólogo italiano, cuenta sus casi dos años de “vida” en un lager, e un campo de exterminio nazi. El libro lo escribe, más que como víctima o como testigo, como científico, y hace en él un estudio sociológico, basado en el estudio del comportamiento de los hombres y los “no hombres” en unas circunstancias tan extremas. En un fragmento del libro, Levi cuenta como era el trabajo de los presos en invierno, a muchas grados bajo cero, al aire libre, a veces nevando, a veces lloviendo, vestidos con algo así como un pijama viejo, y sin un solo gramo de grasa que le protegiese. Cuenta que cuando hacía frío y llovía, el truco era no cambiar nunca de postura, para que al menos las partes del cuerpo que estaban secas conservasen algo de calor, y no se mojasen. Y explica como, después del primer invierno en el lager, cuando al final de la primavera empieza a haber algunos días de sol, y este empieza a calentar, cuando notaba la sensación de calor del sol en la piel, entendió, no sólo desde la lógica, sino de forma experimental, que el sol haya sido considerado un dios por tantas culturas.
Pues chavales, aquí pasa tres cuartos de lo mismo. Yo no es que lo entienda, es que le voy a poner un altar en mi habitación y otro en la oficina, le voy a poner todos lo días una velita, le voy a decir a mi abuela que le ponga un cirio de esos de los gordos, y si veo que aún así el tiempo que estamos teniendo estos días peligra, lo mismo hasta me lo tatúo y le dedico una danza por las noches… Os decía hace alguna semana que Kiev estaba cambiando, pero me equivoqué. Mejor dicho, me quedé muy corto. El sol y el calorcito le han hecho cirugía estética, transplante de habitantes, le ha regalado sentido del humor, colores y luz, tanta luz.
Si alguien conociese esta ciudad en invierno, un par de días, y volviese ahora, se preguntaría si no se ha metido en otro avión sin darse cuenta. Mantiene una fascinación especial, la del este y sus habitantes, que en invierno se sentía más claramente, por que era lo único a lo que podías agarrarte, pero la metamorfosis ha sido brutal. Después de 8 meses de bromas frustradas y frustrantes, por fin consigo que de vez en cuando nos sonría alguna camarera, que nos invite a los cacahuetes, Alessandro consigue que nos corten un melón que traíamos y nos lo pongan en trocitos… y todo ello, sonrientes!!!
Pero también puedo haber cambiado yo un poquito, también puede haber hecho algo en mí el sol… una ciudad y una experiencia como esta te cambian, seguramente. Y yo he encontrado un sol de ojos azules que me ha cambiado de un día para otro. Es maravilloso. Hay gente con la que con una primera mirada, ya sabes que hay algo especial que os une, que no importa su ideología, o que no la tenga, su idioma, os miráis y los dos lo entendéis. Algo así me ha pasado. Yo estaba haciendo algunas fotillos, y cuando la vi, sentí la necesidad de hacerle una, y cuando vi como me miraba ella a mí, entendí que ella también estaba deseando que le hiciese una. Enfoqué, y clic! Y así nació todo… sin importar ni su ideología, ni su idioma… ni su edad. Un flechazo.
Bueno, nuestra historia tendrá sus dificultades, y no sé si será posible, pero nos habríamos entendido muy bien. Os dejo con dos canciones que hablan un poquito sobre esto, y sobre qué habría hacho fuerte nuestra relación. Sobre todo los que entendáis italiano, os recomiendo que os toméis 10 minutos, sin hacer otra cosa que escuchar las canciones atentamente. La primera es muy emocionante. La segunda habla de que me une a mi rubita de ojos azules, a mí y a tantos de vosotros. No hablan de ideología, creo. Hablan de libertad e inocencia. Una libertad que si se encuadrase en una ideología, dejaría de ser libertad. Hablan de una forma de vida, de “farsi freghare quasi sempre, di fidarsi”, y de reírse. Hay algunos adultos que se aprovechan de ello, allá ellos y su mundo de adultos. Yo me quedo con mi rubita.
Más fotillos, pinchanos:
Kiev |
Giorgio Gaber, emocionante:
Claudio Bisio:
¡Saludos a todos!
6 comentarios:
Algunas fotos son buenísimas
yo con la primera canción casi lloro... que buena!
Increíble foto Edu. Un momento irrepetible. Cada vez que la vuelvo a ver me sale la sonrisa. Entiendo lo tuyo con la rubia de ojos azules. Habría que organizar una exposición de becarios o algo porque hay algunas que son la leche.
Un abrazo desde la parrilla saudí
Giorgo Gaber es un crak...aunque no entiendo la relación con la niña.
Besitos.
Es que tu estás ya muy de vuelta Alberto... muy "resabiao"...
La relación entre la niña y las dos canciones, es que no se debe perder nunca su mirada... no se debe de dejar nunca de hablar y emocionarse como la hace Gaber... "poder ser vivo y feliz si lo son los demás... por perseguir un sueño un deseo de cambiar las cosas... dos en uno: la fatiga cotidiana y el sentido de pertenencia a una raza que desea levantar el vuelo y cambiar la vida"...
Porque para conmoverse, sentir, y reír como niños, hay que mantenerse siempre un poco niño... "hay que conservar algo para después, para cuando más difícil resulta, dificilísimo, acordarse de haber sido niños alguna vez". Y soñar siempre, libres. Esa es la conexión. El problema de esto, es a lo que te expones al relacionarte con adultos, "perché i bambini si fanno fregare quasi sempre. Sorridono, si fidano". Por eso me quedo con mi rubita... porque nuestro amor no ha nacido por el miedo a la soledad, ni por intereses, ni por todas esas cosas que muchas veces los adultos meten en el saco...
Nuestro amor se hace fuerte en nuestro reírnos, en nuestro permitirnos soñar como lo hacemos los niños, poder decirnos lo que pensamos y creernos lo que el otro nos dice, nuestras ingenuidades y nuestro optimismo.
Libertad e inocencia. Una forma de vida. La nuestra, la de los niños.
¿Neoténico?
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